Martirio de San Juan Bautista

29 de agosto de 2020, celebramos la memoria del Martirio de San Juan Bautista.


Juan, el hijo de Zacarías e Isabel, la parienta de la Virgen; santificado ya en la Visitación, se entregó a su misión como Precursor; vivía con austeridad en el desierto, predicaba la verdad con una fuerza que arrebataba, llamaba a todos a la conversión y a la penitencia, logrando que la buena gente formara colas para ser bautizadas por él en el río Jordán.

Herodes Antipas era por el momento tetrarca, reinando en Galilea y Perea, desde que murió su padre. Un reyezuelo sometido al poder de Roma. Su hermano Arquelao era rey de Judea, Idumea y Samaría; también tributario de los romanos.

Otro hermanastro –solo hermano de padre– es Filipo. Este fue muy mal visto por los judíos al enamorarse de su sobrina Herodías y casarse con ella, por problemas de consanguinidad; vive en la capital del Imperio, como oscuro particular.

Herodías, otro de los personajes importantes, es nieta de Herodes el Grande y, por tanto, sobrina de Antipas y Arquelao; por línea paterna, es también sobrinastra de Filipo, al tiempo que cuñada de Herodes Antipas. Altiva, dominante, ambiciosa, goza con la intriga y vive en fantasías de grandezas.

Surge la pasión de Filipo por ella y salta la chispa porque Herodías está anhelante de poder. Lo tienen difícil para casarse, porque también Herodes tiene esposa legítima y los rabinos judíos son duros y exigentes en este asunto.

Pero Herodías abandona a su esposo, toma a su hija y se va en busca de la fastuosidad y el boato. Cuantas más fiestas, mejor se olvida la tensión, y una ocasión especial se presenta con el cumpleaños de Antipas. Hace meses que lleva en la mazmorra Juan el Bautista. Se le ocurrió decirle secamente y sin fisura al rey: «no te es lícito vivir con la mujer de tu hermano». Herodías se molestó, no lo pudo aguantar y furiosa pidió la cárcel para callar aquella voz molesta.

Conseguido el primer paso, forja un plan para el cumpleaños, cuando todos estuvieran movidos por el licor y excitados por el contorneo de su hija que ella se encargaría de motivar.

Presente la nobleza, los jefes militares, los aduladores y los trepas; delante de todos los invitados la mismísima hija de la querida del tetrarca -a la que Flavio Josefo llama Salomé- danza de manera sensual. Se estremece Herodes y jura: «Te daré lo que pidas». La consulta a la madre tiene una respuesta maquinada: «Ahora mismo, la cabeza del Bautista».

Dice el Evangelio que Herodes tuvo pena; pero, si la hubo, fue tan ineficaz como cobarde. Rodó por el suelo la cabeza y la pusieron con mal gusto en un plato como regalo.

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