19 de julio de 2020, celebramos el Domingo
XVI del Tiempo Ordinario.
Nuestro tiempo es historia que progresa
hacia un fin. Frente a la idea oriental del eterno retorno, Cristo enseña en la
parábola del trigo y la cizaña que el tiempo tendrá un final, en el que seremos
juzgados con misericordia por nuestras obras. Así pues, no da igual ser trigo
que cizaña. Debemos reparar en la seriedad de nuestras decisiones. No da igual
hacer el bien que el mal.
La virtud del tiempo es la paciencia.
Nadie debe arrogarse la prerrogativa de creerse juez. Solo Dios lo es. El trigo
y la cizaña deben crecer juntos, tanto en la Iglesia, donde los pecadores
también tenemos sitio, como en el propio corazón, que nunca es químicamente
puro.
En conclusión, caminamos con paciencia y
esperanza sabiendo que, aunque aún nos quede mucho, el Señor no acompaña y, con
él, el reino de Dios se va abriendo paso. "Es tiempo de caminar...".
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