CLAUSURA DIOCESANA DEL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA


Hoy 13 de noviembre, en la Catedral de Sevilla, se ha clausurado a nivel diocesano el Año Jubilar de la Misericordia. Festividad de San Leandro y coincidiendo, además, con la celebración del Día de la Iglesia Diocesana.

Se celebró la Eucaristía solemne en la Catedral ante la imagen de la Virgen de los Reyes. Según la estimación de la propia organización asistimos unos 4.000 fieles y 250 sacerdotes, entre ellos el Sr. Arzobispo, D. Juan José Asenjo, y el Sr. Obispo auxiliar, D. Santiago Gómez Sierra.

Al finalizar la Santa Misa se nos hizo entrega de las Orientaciones Pastorales Diocesanas, que van a guiar el caminar de la Archidiócesis entre 2016 y 2021.

Allí nos encontramos miembros de parroquias, de institutos de vida consagrada, movimientos, hermandades, asociaciones, etc. “Habéis venido de los cuatro puntos cardenales de la diócesis, lo que sin duda es un buen augurio de que las Orientaciones Pastorales van a ser muy fecundas en los próximos cinco años”, expresó con agradecimiento el Sr. Arzobispo.

En su homilía, él dio gracias al Padre por todos los dones concedidos en el Año Jubilar. También resaltó los incontables compromisos que se han adquirido ante situaciones de pobreza y sufrimiento; entre ellos, la puesta en marcha del Centro Diocesano de Empleo. Con todos ellos, “hemos contribuido a hacer más auténtica la vida de la Iglesia, que tiene como primera tarea ser testigo creíble de la misericordia”.

D. Juan José Asenjo también pidió la implicación de toda la Archidiócesis en la recepción y aplicación de las nuevas Orientaciones Pastorales Diocesanas, que tienen como lema “Siempre adelante”. Hizo mención a las cinco líneas de trabajo prioritarias para el próximo quinquenio: “fortalecer el tejido comunitario” de la Iglesia en Sevilla como “estilo de vida alternativo al que nos brinda la cultura secularizada”; potenciar la pastoral de iniciación cristiana, “redescubriendo el catecumenado de acuerdo con el Directorio Diocesano”; apreciar y reconocer la riqueza de la piedad popular, “acompañando y cuidando a nuestras Hermandades y Cofradías, verdadero camino de vida cristiana para muchos fieles”; fortalecer la dimensión social de la evangelización, “sirviendo a los pobres y a los que sufren, como ha venido haciendo nuestra Iglesia desde siempre, pero especialmente a lo largo de la crisis”; y avanzar en la “conversión misionera de los evangelizadores”, “sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos”.

Concluyó presentando ante la Virgen de los Reyes la oración compuesta por San Manuel González pidiéndole a María “que no nos cansemos” ante los esfuerzos por “difundir a nuestro alrededor la alegre noticia del Evangelio”.


Al finalizar la Eucaristía fueron entregadas las Orientaciones, recogidas en un pequeño libro, al consejo episcopal, sacerdotes y diáconos, representantes de todas las parroquias y de comunidades de vida consagrada, hermandades y demás realidades eclesiales.


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