El
domingo 14 de mayo de 2023, en nuestra Parroquia de San Juan Bautista, a las 12:00
h., en la santa misa, tendremos la Pascua del Enfermo.
Nuestra comunidad invita a todas aquellas personas de nuestra feligresía que lo
deseen (mayores o enfermas, o de cualquier edad que vayan a operarse, que
sientan deteriorada su salud, que tengan algún padecimiento crónico...), a
participar del Sacramento de la Unción, en favor de la vida.
¿Qué
dice el Catecismo de
la Iglesia Católica sobre la Unción de los Enfermos?
1526 "¿Está
enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren
sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe
salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos
pecados, le serán perdonados" (St5,14-15).
1527 El
sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia
especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de
enfermedad grave o de vejez.
1528 El
tiempo oportuno para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel
comienza a encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez.
1529 Cada
vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y
también cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava.
1530 Sólo
los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden administrar el sacramento de la
Unción de los enfermos; para conferirlo emplean óleo bendecido por el obispo,
o, en caso necesario, por el mismo presbítero que celebra.
1531 Lo
esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la
frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras partes del cuerpo
(en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote
celebrante que pide la gracia especial de este sacramento.
1532 La
gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
—
la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la
Iglesia;
— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos
de la enfermedad o de la vejez;
— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el
sacramento de la penitencia;
— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;
— la preparación para el paso a la vida eterna.
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