Tal día como hoy, en la mañana del 28 de
julio de 1936, era detenido en su domicilio madrileño el sacerdote PEDRO POVEDA
CASTROVERDE. Tenía 62 años y había nacido en Linares. Ordenado sacerdote en
Guadix, por su labor cultural, social y educativa a favor de los pobres, fue
calumniado y expulsado de la diócesis. Tras pasar unos años en Covadonga, llegó
a Jaén, ciudad en la que vivió casi una década dejando una estela de trabajo y
entrega a la educación, la cultura y la pobreza, mientras iba dado cuerpo a la
Institución Teresiana, cuya idea embrionaria ya le rondaba desde su estancia en
Covadonga. Pasó a vivir a Madrid para seguir de cerca su propuesta educativa
cristiana, una propuesta de educación integral, no excluyente, que ponía en
valor las fortalezas del cristianismo en los procesos educativos, en medio de
un ambiente de enfrentamiento con el modelo de educación laicista.
La persecución religiosa durante la guerra
civil tintes dramáticos y Pedro Poveda fue una de las primeras víctimas.
Esto decía poco antes de morir, ya
iniciada la guerra: “Ahora es tiempo de
redoblar la oración, de hacer más penitencia, de sufrir mejor, de derrochar
caridad… de vivir muy unidos a Nuestro Señor… de prodigar misericordia… de tener
y dar paz, de edificar al prójimo en todo momento”.
Fue apresado en su propia casa momentos
después de celebrar la Eucaristía y entregó su vida por la fe en la madrugada
del 27 al 28 de julio de 1936. Sus palabras de presentación fueron: "Soy
sacerdote de Jesucristo". Su cuerpo fue encontrado en el cementerio de la
Almudena.
El 21 de abril de 1955 se abrió el proceso
de beatificación, siendo directora general de la Institución Josefa Segovia.
Fue beatificado en Roma el 10 de octubre de 1993 junto a Victoria Díez,
también miembro de la Institución Teresiana, y canonizado en Madrid en
2003, por el papa San Juan Pablo II. Sus reliquias yacen actualmente en el
Centro Santa María de Los Negrales, en la sierra madrileña a 40 kilómetros
de Madrid.



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