Santoral: San Enrique de Ossó y Cervelló, presbítero

Nace en Vinebre (Tarragona), localidad de Cataluña - España, el 16 de octubre de 1840. Sus padres: Jaime Ossó y Micaela Cervelló. El 1854, queda huérfano de madre a los 14 años. Poco después Enrique se fuga al santuario de Montserrat, después de haber escrito varias cartas a sus familiares repletas de consejos teresianos.

La lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús le despertó la vocación sacerdotal. Cursa sus estudios eclesiásticos en el seminario de Tortosa y Barcelona. En 1866 hace ejercicios espirituales, dirigidos por san Antonio María Claret, siendo ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1867 y casi inmediatamente sorprendido por la revolución política de 1868.

La reacción no se hace esperar, fundó varias Asociaciones: en 1870, la Asociación de la Purísima Concepción, para jóvenes campesinos; en 1873, la Asociación de Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa, para jóvenes; en 1876, la Hermandad Josefina, para hombres, y el Rebañito del Niño Jesús, para niños, convirtiéndose en el incansable apóstol de los niños con su labor catequética ya desde 1871; publica la hoja semanal El amigo del Pueblo, y da clases en el seminario diocesano.

Por estas fechas, Enrique, frecuenta el Desierto de las Palmas donde suele pasar sus vacaciones de verano y donde también redacta y escribe muchas páginas de la espiritualidad teresiana.

Siendo director espiritual de almas y a la luz de la doctrina teresiana, inspirador de movimientos seglares bajo la divisa del Evangelio, destaca entre sus fundaciones, la Archicofradía Teresiana (1873), que se extiende por toda España, y la Compañía de Santa Teresa (fundada el 23 de junio de 1876, y cuyas primeras ocho fundadoras emitieron sus votos religiosos el 1 de enero de 1879), instituto religioso femenino cuyos miembros tienen como objetivo la formación de la mujer en la escuela del Evangelio, siguiendo los ejemplos de la Santa de Ávila.

Logra también, la fundación de un convento de carmelitas descalzas en Tortosa (1877). Pero no llegará a cuajar, a pesar de sus intentos, la Hermandad Teresiana Universal, y la promoción de Misioneros Teresianos.

Fue alegre, festivo y paciente. Apóstol de los nuevos tiempos con la predicación y con la pluma. Encontramos entre sus obras: la revista Santa Teresa de Jesús, fundada en 1872; la publicación de El espíritu de Santa Teresa, en 1874; El cuarto de hora de oración, su obra de mayor éxito; y en 1882 se dedica a la reedición de La mujer grande, vida meditada de Santa Teresa de Jesús, que se debe al carmelita Manuel de Traggia (1807).

Tras un duro calvario de pruebas y padecimientos, muere repentinamente mientras hacía ejercicios espirituales, en el convento franciscano de Sancti Spiritus (Gilet-Valencia) el 27 de enero de 1896.

El fundador Enrique de Ossó y Cervelló, según el Card. Larraona, fue una edición sacerdotal de la gran Doctora de Ávila: sin duda inspirado por Dios captó la misión providencial de Sta. Teresa en la regeneración del mundo de su tiempo.  La expansión de la Compañía de Santa Teresa al momento de su muerte, ya estaba presente en España, Portugal, África y América.


El 14 de octubre de 1979 fue beatificado por Juan Pablo II. El 16 de junio de 1993 era canonizado en Madrid también por Juan Pablo II.

En nuestra parroquia y pueblo de San Juan de Aznalfarache estamos de fiesta, pues las religiosas de la Compañía de Santa Teresa (teresianas) vienen educando cristiana y humanamente a varias generaciones desde 1952. Además de ofrecer su servicio en distintas áreas eclesiales, culturales, y sociales. La devoción a San Enrique de Ossó sembrada por las hermanas teresianas llevó incluso, a la Hermandad Sacramental de San Juan Bautista, a integrarlo como titular de su corporación.



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