El Viernes anterior al Domingo de Ramos se celebra la
tradición de los Dolores de María. En algunas regiones es considerado
como el inicio de la Semana Santa, por iniciarse allí los desfiles
procesionales.
El Viernes de Dolores queremos consolar a la Madre de
Jesús.
Acompañarla en los dolores que ha vivido por Su Hijo,
que habitualmente se recuerdan como la profecía de Simeón, la huida a Egipto,
la pérdida del Niño en el templo, el encuentro con Jesús en la Vía Dolorosa, el
dolor de la crucifixión, el descendimiento de la cruz y cuando Jesús es
sepultado. Este día los católicos manifiestan su fervor religioso
a los Dolores de Nuestra Señora rezando el Stabat Mater.
Hoy celebraremos la Santa Misa, en conmemoración de
los Dolores gloriosos de Nuestra Señora, en la Parroquia, a las 19:00 horas.
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.
Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
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