OPINIÓN: "Oh, Laica Navidad", por Antonio Burgos

En más de dos y de tres colegios públicos han decidido o no poner belén alguno o no celebrar la tradicional fiesta de los niños vestidos de pastores, en aras de un laicismo mal entendido y dadas las «connotaciones religiosas» (no musulmanas, claro) de tales actividades escolares. Muchos niños se han quedado este Adviento sin ver cómo beben y beben los peces en el río por ver a Dios nacido. Iba a decir al Niño Dios, pero quiero ser políticamente correcto en estas Navidades que de "blancas" (como el narco del anuncio de la Puerta del Sol) han pasado a laicas. El tiempo de Adviento que la Iglesia celebraba litúrgicamente como preparación para el Nacimiento del Salvador ha sido cambiado por las iluminaciones de comercios y calles. En estas escuelas sin clases de Religión, niños habrá que no sólo no les dejen sus padres cantar villancicos por su contenido peligrosamente religioso, sino que cuando les hablen del Salvador se creerán que es una república centroamericana.

La preparación para la Navidad empezaba al primer domingo de Adviento y ahora comienza el primer fin de semana con luces en las calles. Al propio ángel anunciador lo han hecho laico. Hemos cambiado el ángel de la estrella de Oriente por el anuncio de la Lotería. De la Navidad nos estamos quedando sólo con la parte gastronómica y vacacional. Y digo yo que si en este mundo hubiera más coherencia, esos mismos padres y profesores que no quieren que sus niños canten villancicos o pongan belenes deberían renunciar a las vacaciones que en el trabajo les dan con motivo de la Natividad del Señor, y acudir a currelar y a meter el hombro sin la menor connotación religiosa de este tipo de fiestas.

Cuando se planteaba aquella vieja polémica de costumbres y tradiciones entre lo español y lo extranjero, entre el portal de Belén y el árbol de Navidad, entre los Reyes Magos y Papá Noel, no podíamos sospechar que se fuera a llegar en nuestro mundo "light" y "sin" a esta descristianización de las raíces de las fiestas de las Pascuas de Natividad y Reyes. Una Navidad "sin". Los pueblos que celebran la Navidad con árbol y Papa Noel proclaman sus principios cristianos, sean católicos o protestantes. No se avergüenzan de ellos. En la Alemania de Lutero toman tradicionalmente por Nochebuena los dulces del Niño Jesús como nosotros el turrón, los mantecados o los polvorones. Los protestantes alemanes llegan más lejos, pues nuestros productos no son del Niño Jesús, sino de Jijona o de Estepa. Los norteamericanos, exportadores con su civilización de todo un modo de celebrar la Navidad, nunca le quitaron el sentido cristiano. Aquí, en España, en la vieja Europa, a agnósticos y a laicos no nos gana nadie, y menos en Navidad. Observen las tarjetas de felicitación comerciales o institucionales que les llegan en estas fechas. Casi todas desean "Felices Fiestas". ¿Qué fiestas? ¿Las fiestas de San Fermín, las fiestas de Carnaval? No, las fiestas de Navidad. ¡Anda! Parece que les cuesta trabajo o les da vergüenza poner la palabra Navidad: "Feliz Navidad, feliz aniversario del nacimiento de Dios hecho Hombre en Belén". Aquí a todo el mundo se le festeja con tarta y velitas el cumpleaños (cada vez menos el santo), menos a Nuestro Señor. A Jesús se le regatea cantarle este "Cumpleaños feliz" o es "Feliz, feliz en tu día" que al fin y al cabo es el sentido cristiano de la Navidad.








EL RECUADRO, de Antonio Burgos

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